Está bueno visitar San Telmo, la feria, su música y el café colombiano, diseñado para esperar en el patio del teatro. El lugar está cargado de éste San Telmo reciclado que todos conocemos. Es una antigua casa reciclada, un escenario amplio y alto con que recuerda el viejo barrio.
El primer capítulo a destacar es la ambientación. Ya desde la elección del teatro con sus baldosas y ladrillo a la vista. Un espacio lleno de melancolía romántica que hace juego con la obra. Pero esto no se queda aquí, ya que la escenografía simple y de objetos completa con la dosis justa a manera de metáfora escenográfica. Enriquece la obra, los libros apilados que Emma le regala y Tony no lee delimitan el espacio escénico. La obra sucede dentro de estos límites, y Tony es feliz con los libros porque ella es quien se los trae.
La obra es una completa metáfora de lo que podría ser el amor. La utilería juega un papel importante, todo objeto cumple dos funciones: la de objeto y otra cosa más. ¿Qué es lo que cuentan los avioncitos, los caramelos, la carta, el sobre y hasta el abrigo? Un paquete de caramelos trae muchos gustos, es tan simple como comer los que te gustan y los otros hacerlos a un lado.
Entonces, ¿por qué no pueden amarse? La incomunicación parece ser siempre el problema. Él parece no escuchar nunca, y ella escucha demasiado. Pero no es tan simple. Tony escucha lo que quiere, y cuando nadie se lo imagina, tiene una respuesta que sorprende. ¡Epa Tony! Parece que estabas escuchando. Emma, por su parte, está tan encerrada en sí misma que a veces parece no darse cuenta de las cosas que él le está diciendo.
Los personajes están muy logrados. Ya desde el texto, es como si fuera una gran contradicción de una misma persona representada en dos personajes. Los actores llevan la situación con altibajos, al mismo tiempo demuestran amor y odio. La luz los acompaña como si los actores la manejaran. Cuando hablan bajo, la luz baja la intensidad, a veces es una luz cálida y a veces fría. Tanto como el texto, la iluminación se utiliza de manera muy sutil, casi imperceptibles al ojo, sólo captada por el alma.
En cualquier tarde de primavera -seguramente- con nubes, luego de caminar por la feria de San Telmo; es buen momento para visitar el Teatro la Carbonera y conocer a Emma -con doble eme- y a su Tony.
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